miércoles, 19 de octubre de 2011

Humor negro sin miedo?

Ayer una de las personas a las que seguía en Twitter decidió bloquearme. Bloquear a un seguidor es libre potestad de cada uno y yo lo he hecho en más de una ocasión. Por costumbre no admito seguidores anónimos siempre que éstos mantengan propósitos comerciales, así que cada vez que me aparece un seguidor de este tipo es expulsado de mi lista de followers. También entiendo que uno pueda bloquear a un troll que no haga más que criticar de forma sistemática cualquier cosa que uno dice. No me ha pasado, afortunadamente, pero supongo que el día que ocurra lo haré.

El caso de ayer es diferente y, la verdad, como se dice por Andalucía, me da coraje, motivo por el que he decidido escribir esta entrada en el blog. No me preocupa que @joansinmiedo haya decidido que ya no le puedo seguir ni dirigirme a él y podré sobrevivir. No, mi preocupación es otra.

No recuerdo por qué empecé a seguirle, supongo que por un encadenamiento de usuarios que me llevó hasta él. Es un usuario controvertido, de estos que tuitean todo aquello que se les pasa por la cabeza. Como él dice "Mi Twitter es mío y me lo follo cuando quiero". Antes de seguir a álguien siempre echo una mirada a su TL y, con independencia de que @joansinmiedo hablaba de muchas cosas que ni me van ni me vienen, incluso son una fuerte componente personal, sí que encontré una cierta identificación en cuanto a planteamientos políticos y una aparente coincidencia en nuestros pasados. Aunque el mío sea más extenso que el suyo, los dos hemos pasado por un determinado partido, los dos lo abandonamos en su momento y los dos mantenemos una postura crítica sobre la situación actual del mismo. @joansinmiedo, como decía antes, suelta todo tipo de burradas en su TL. Algunas me hacen reir, otras me parece que se ha pasado y otras ni me van ni me vienen. Creo que nunca le he llegado a decir nada en estos casos.

Ayer sin embargo, uno de sus tuits me hizo contestarle. Dijo lo siguiente:

Un par de horas antes otro usuario había publicado otro tuit que incluía una foto de Irene Villa tras el atentado que la dejó sin piernas. No pude aguantarme las ganas y se lo remití. Al rato, publicó un nuevo tuit en el que decía:
Y sí, no sé si había bloqueado a álguien más pero yo estaba entre los agraciados. Lo cierto es que lo descubrí cuando iba a dejar de seguirle. No comparto en absoluto su gusto por el humor negro y, por circunstancias personales, este tipo de gracietas me son especialmente más desagradables. Se me adelantó, antes de que le diese al botón de Unfollow ya me había eliminado él.

En este punto supongo que quien esté leyendo esto se preguntará que qué interés tengo para dedicarle esta entrada del blog. En alguna otra ocasión he hablado de otros usuarios de Twitter pero siempre siguiendo una línea: sólo critico a usuarios que pueden calificarse como "públicos". A los que son usuarios "de andar por casa" los respeto siempre con independencia de que puedan decir más o menos burradas. Se podría argumentar que en Twitter todos somos públicos, lo cual seguramente es cierto, pero eso es fruto de otra discusión en otro momento.

Entonces ¿por qué todo esto? Pues porque estamos en un momento crítico ante un previsible final del terrorismo y de la banda armada en el que todos tenemos que poner nuestro granito de arena para conseguirlo. Cada uno en la medida de nuestras posibilidades. @joansinmiedo defiende una postura que comparto: las víctimas no deben marcar la hoja de ruta de este proceso. Deben ser tenidas en cuenta: sí, han pasado por algo que nadie que no haya vivido puede imaginar. Como sociedad les debemos el máximo respeto y consideración. Deben su opinión ser la única tenida en cuenta: no, son parte emocionalmente involucradas en el proceso y, por lo tanto, con una muy fuerte subjetividad en sus opiniones. Creo que algo de criterio y conocimiento de causa tengo para hacer estas afirmaciones.

Al hilo de las victimas y el papel a jugar hay un gran debate. Posturas y comentarios de "humor negro" como dice @joansinmiedo no ayudan en nada. El hecho de que @joansinmiedo defienda la postura comentada y haga después chistes desagradables no consigue más que descalificarla. No consigue más  que transmitir que los que la defendemos, en realidad, lo que pensamos es que las víctimas no importan y mejor que se quiten de enmedio que estorban.

@joansinmiedo tiene 2500 seguidores y no es un personaje más. Una buena muestra es que un intercambio de mensajes con la cuenta de @marianorajoy, sobre el matrimonio entre homosexuales, termino siendo comentado en el diario Público, al menos, en su edición digital. Supongo que esto es una nueva muestra de cómo cambian los tiempos. Por el tono de muchos de sus comentarios, si llegase a leer esto, estoy seguro de que contestaría de nuevo con lo de "es mi twitter y me lo follo como quiero" y que qué historias le estoy contando de que pueda ser casi un personaje mediático. Sin embargo, lo haya buscado o no, puede que haya más gente leyendo sus opiniones que las de políticos o periodistas de más renombre.

En fin, @joansinmiedo seguirá viviendo feliz. Como ya se ha podido ver en alguna entrada anterior estos temas tienen una cierta componente emocional para mí así que necesitaba desfogarme un poco.

Buen día.

viernes, 14 de octubre de 2011

Ojo! Phising dirigido a los propietarios de dominios!

Un amigo ha recibido esta tarde un correo en el que le comunican que el dominio de su empresa va a expirar en los próximos quince días y que, de no renovarlo inmediatamente, lo perderá. El mensaje viene de la dirección dionyzabillings@wifun.com aunque puede llegar desde cualquier otra.

El texto ofrece un enlace en el que el destinatario puede realizar el pago de forma inmediata. Cuando se hace clic en el mismo, se abre el navegador en el que aparece una factura que incluye todos los datos del destinatario incluyendo su nombre, teléfono y dirección. Esto no significa nada, salvo que el propietario del dominio haya contratado una opción de privacidad con su registrador, sus datos son públicos y pueden ser consultados, por ejemplo, en whois.com.


La factura es como la que se muestra aquí e incluye los logos de las principales marcas de tarjetas así como otros de supuesta confianza online como TRUST. En la misma se solicita que se indique si se quiere renovar el dominio por uno o dos años y que se introduzcan los datos de la tarjeta de crédito. Indica también que se tratará de un pago on line seguro lo que también es falso ya que no se trata de una conexión https, aunque esto es ya lo de menos.

El dominio de mi amigo no tiene nada que ver con la supuesta empresa registradora, annualurldom.com, ni expira en la fecha indicada. El mensaje y posterior factura son un fraude de consecuencias impredecibles ya que, de proporcionar los datos solicitados, estaríamos facilitando toda la información necesaria para que con ellos se pueda realizar todo tipo de compras en internet.

Hay que ignorar el mensaje. Se trata de un ejemplo más de phising en el que el hecho de que nuestros datos figuren en la supuesta factura ayudan a darle mayor veracidad. Circula a tus conocidos un enlace a esta entrada del blog o copia su contenido y remítela a todas aquellas personas a quién creas que puede interesar.

Para evitar estas situaciones los registradores ofrecen la posibilidad de que los datos de los propietarios de los dominios permanezcan anónimos y sólo puedan ser obtenidos mediante consultas verificadas al propio registrador. Por ello suelen cobrar unos pocos euros al año que, ejemplos como este, demuestran que pueden estar bien empleados.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Por qué estoy en contra de las indemnizaciones por despido

Sí, ya sé que esto le sonará raro a muchos de los que me leen habitualmente, pero las indemnizaciones por despido me parecen algo que no hace ningún bien a nuestra economía. ¿Por qué?, pues por varios motivos. Aquí una algunos:
  • Cuando una empresa está en crisis y no tiene los ingresos que le permiten mantener su actividad es normal que necesite reducir su plantilla, sin embargo, esta reducción lleva aparejada la necesidad de indemnizar a los trabajadores pero recordemos que la empresa está en crisis y precisamente lo que tiene son dificultades económicas. El poco dinero disponible que se podría emplear para continuar la actividad de la empresa debe ser empleado para las indemnizaciones por lo que la empresa, seguramente, tendrá que cerrar. La alternativa es no echar a nadie y como los gastos son mayores que los ingresos pues la empresa tendrá que cerrar igual. En cualquiera de los dos casos la empresa cierra. Si las indemnizaciones estuviesen provisionadas, este dinero estaría ya reservado para las mismas por lo que no tendría que afectar a la actividad de la misma, pero la administración no permite hacerlo. ¿Por qué, si es un derecho adquirido por los trabajadores?
  • Las indemnizaciones consideradas como derecho adquirido son una barrera para la movilidad de los trabajadores y no lo digo desde el punto de vista de la empresa sino desde el de los propios empleados. ¿Cuántos casos no conocemos todos de amigos o conocidos que no han cambiado de trabajo a otro puesto mejor porque con ello perderían su "antigüedad"? Desde luego no parece que sea una buena forma de promover una economía más competitiva.
  • La indemnización es una herencia de la economía paternalista de los sindicatos verticales franquistas. Si a alguien se le despide no sólo tiene derecho a indemnización sino también a recibir el paro durante varios meses. ¿De verdad que es la mejor forma de impulsar a la gente a buscar otro trabajo antes o a iniciar una aventura personal?
En fin, ya sé que este post no es, aparentemente, muy coherente con mi "ideología" de izquierdas. Será porque hace tiempo que me parece que lo de levantar el puño es algo del siglo pasado.

Un saludo a todos y disfrutad del día de fiesta!

viernes, 7 de octubre de 2011

Los concursos de la tele, ¿un espejo de nuestros valores?

El otro día, sentado con un amigo en una terraza por la noche, no sé por qué, en la conversación empezamos a hablar sobre los concursos de la televisión e hicimos una reflexión que reflejo aquí.

Hay concursos de corte más cultural en el que los participantes tienen que demostrar que cuentan con una buena base cultural. Ejemplo: Saber y Ganar de La 2 o Cifras y Letras de Telemadrid. Seguramente el primero es mucho más exigente que el segundo ya que las preguntas son, en ocasiones, realmente complicadas. En el segundo se trata más de agilidad mental aunque combinada también con la necesidad de contar con un muy amplio vocabulario. ¿Los premios? Unos cuantos cientos de euros por programa. Creo recordar que en Cifras y Letras son 600€. En Saber y Ganar no lo recuerdo bien pero sé que no es mucho más. En cualquiera de los dos programas, un concursante que arrase y permanezca durante semanas y semanas no ganará mucho más allá de algunas decenas (pocas) de miles de euros.

Luego tenemos otros concursos menos exigentes. Hace unas semanas, por razones de salud, tuve el placer de tragarme horas y horas de televisión. Uno de estos días me vi de principio a fin -es lo que tiene la enfermedad- uno que se llama ¡Allá tú! que presenta Jesús Vázquez ahora en Cuatro. La mecánica del concurso es muy sofisticada: hay 21 cajas cada una con una cantidad de dinero dentro que va de 1 a 300.000€. El concursante elige una caja entre 21 y, a partir de ahí, tiene que ir abriendo el resto. A medida que se van descubriendo los importes de cada caja, el concursante sabe que esa cantidad no está en la suya. Esto es, si en una salen 10.000€ esa cifra queda descartada. A medida que se van descartando cifras, se van reduciendo las alternativas que van quedando al concursante como posible premio. Cuando llega al final, tras abrir las otras 20 cajas, el concursante gana lo que haya en la suya. Si, por las cifras que se han ido descartando, existe la posibilidad de que haya un importe interesante, la organización del concurso le ofrece una cantidad a cambio de que renuncie a ella. Vamos es como la subasta del histórico "Un, dos, tres..." pero con dinero en vez de regalos. Una mecánica complejísima que requiere del concursante "grandes conocimientos" para decidir qué caja es la que irá abriendo cada vez. Por supuesto, los participantes del concurso son todos chicos y chicas jóvenes y guapos seguramente seleccionados a través de alguna agencia de modelos o similar. Pues bien, en ese concurso que vi yo, la concursante se llevó los 300.000€.

Y aquí dejo la reflexión: qué mensaje se transmite a los jóvenes cuando por ir abriendo cajas, para lo que no se requiere cualificación alguna, el premio son 300.000€ en un solo programa y por estar semanas contestando preguntas realmente complejas o demostrando una gran agilidad mental no se ganan más allá de 10.000€. Por supuesto ¡Allá tú! se emite en horario de máxima audiencia. Saber y Ganar y Cifras y Letras se emiten a la hora de la siesta.

Valores, ¿qué valores?. Saludos a todos.

jueves, 6 de octubre de 2011

Pacientes, ¿clientes? ¡No hombre no! !Ciudadanos!

En la gestión empresarial es muy frecuente aplicar un modelo denominado "cliente/proveedor". Este modelo consiste en que en todas las actividades de una organización siempre hay álguien que provee unos servicios, el proveedor, y álguien que hace uso de ellos, el cliente. Este concepto no sólo se aplica con los clientes externos, con aquéllos que compran nuestros bienes o servicios, sino también se usa el concepto internamente. A modo de ejemplo, el departamento de microinformática es el proveedor interno de todos los empleados de la organización a quiénes debe garantizar que su puesto de trabajo funciona perfectamente en todo momento y que, en caso de incidencia, ésta será resuelta en el plazo que se haya estipulado. De la misma manera, el departamento de RRHH tiene como clientes a las áreas de negocio a las que debe garantizar que podrán contar con el personal adecuado a sus funciones o el de sistemas de información deberá proveer a las áreas de negocio de las soluciones informáticas para que puedan desarrollar sus funciones adecuadamente.

La clave del modelo cliente/proveedor es que se establece los servicios que el proveedor suministrará al cliente y los niveles de servicio asociados -también conocidos habitualmente como SLAs-. De esta manera, el cliente sabrá, en todo momento, lo que puede esperar y lo que no y el proveedor puede realizar sus estimaciones de costes (medios técnicos, humanos, etc.) para poder cumplirlos. Cuando el nivel de servicio no se cumple se establecen penalizaciones por las cuales el proveedor debe indemnizar al cliente porque no le ha prestado el servicio pactado.

Esta tendencia hacia el "clientelismo" (no confundir con el clientelismo político) se ha extendido ampliamente en las organizaciones y donde antes la compañía de teléfonos tenía abonados ahora tiene clientes y donde las publicaciones antes tenían subscriptores ahora son también, clientes. Es un modelo muy útil y fundamental para que las organizaciones funcionen como una máquina así como una de las claves para conseguir mejorar la productividad. Yo he participado en su implantación en varias organizaciones y soy uno de sus mayores defensores.

Pero, como siempre, hay alguien que se pasa de frenada y lleva los modelos teóricos hasta más allá de lo razonable. Esta mañana, oyendo la radio hablaba una enfermera sobre los recortes en sanidad y ha dicho algo así como "... nuestra relación con los pacientes, no perdón, con los clientes que es como quieren que los llamemos ahora...". ¡No hombre no! Los pacientes no podrán ser nunca clientes. Quizás hay que llamarlos de otra manera porque lo de paciente tiene connotaciones de paciencia ante largos tiempos de espera pero creo que tampoco hay que llamarlos clientes. La relación cliente/proveedor, además de todo lo que he comentado antes, tiene una componente económica muy fuerte, todo se hace en función de la relación coste/beneficio que no debe ser aplicada hasta sus últimos extremos a los usuarios de servicios como la sanidad o la enseñanza. Un modelo cliente/proveedor implica que si un servicio es deficitario, porque lo que aporta el cliente no cubre los gastos que produce, debe eliminarse o ajustar el nivel de servicio hasta que lo haga. Me resisto a aceptar que en sanidad, enseñanza o servicios sociales éstos deban ser prestados desde esa óptica.

No, los ciudadanos no somos clientes, somos eso, ciudadanos, con nuestros derechos y obligaciones pero no clientes como el que hace hace una llamada de teléfono o compra un periódico. Y los ciudadanos que usan -usamos- los servicios de salud, no somos clientes, seguimos siendo ciudadanos, enfermos o sanos, pero ciudadanos.

Buen día a todos.

sábado, 1 de octubre de 2011

Reflexiones en la barra del bar

Hace un par de días bajé de mi oficina a tomarme un pincho de tortilla. Era la hora de la comida pero no tenía demasiada hambre así que con el pincho y una Coca Cola  me daba por satisfecho. Mi oficina está en la Pza. de Castilla y justo en los bajos de la torre hay un bar "de los de toda la vida" que se llama Mozart, aunque lleva tanto tiempo allí que en alguno de los carteles ya es sólo el bar Mozar. No llevo demasiado tiempo trabajando allí, poco más de un año, pero mi camino para llegar hasta la entrada del edificio pasa al lado de Mozart y siempre, a cualquier hora, estaba prácticamente lleno.

Este verano han abierto una franquicia de 100 Montaditos justo al lado del Bar Mozart que me temo que va a acabar con ellos antes o después. Ya me había fijado que el público de Mozart había bajado algo pero lo del otro día fue ya la prueba definitiva de que tienen un futuro bastante negro: la terraza del 100 montaditos estaba a rebosar, la de Mozart completamente vacia. No me asomé a ver cuanta gente había dentro del otro local pero en el Mozart estábamos los camareros y yo.

Allí acodado en la barra del bar empecé a pensar sobre esta situación y empecé a comparar las características de uno y otro negocio. Pensé en hacer fotos para ilustrar mejor la comparación, pero estando yo sólo me dio un poco de vergüenza levantar el móvil y enfocar hacia todos lados. Sin embargo, otro día en el que pueda pasar un poco más desapercibido lo haré y las incorporaré a este post.
  • Apariencia de los locales: 100 Montaditos es un local amplio, sin agobios, Mozart es un local en el que la barra ocupa prácticamente todo el interior del mismo.
  • Iluminación: 100 Montaditos tiene una iluminación cálida, acogedora... Mozart tiene tubos fluorescentes que hacen que todo el mundo parezca recien levantado tras una noche de juerga.
  • Cocina: la cocina de 100 Montaditos está a la vista tras una cristalera y está limpia, arreglada, los cocineros van todos bien vestidos -limpios a pesar de su actividad- y con la cabeza cubierta. La cocina de Mozart está escondida al fondo de la barra aunque se puede ver en parte dejando al descubierto los años que hace que lleva funcionando el local, la cocinera de Mozart es una señora muy metida en carnes, con un delantal que debió ser blanco alguna vez...
  • La barra: en 100 Montaditos está despejada, limpia, en Mozart tienen las vitrinas refrigeradas de toda la vida con esas bandejas metálicas llenas de chorizos, morcillas, etc...

En fin, podría seguir con más comparaciones: los servicios, la decoración, ... pero supongo que a estas alturas todo el mundo se habrá hecho una idea de cómo es uno y otro sitio. Sin embargo, que conste que Mozart es uno más de los cientos o miles de bares que hay en Madrid y que tienen el mismo aspecto.

Mi reflexión me llevó a seguir con las comparaciones. Mi pincho de tortilla con la Coca Cola me costó unos 5€. Hace unos días en el 100 Montaditos me tomé también 2 o 3 montaditos (semejantes a la tortilla en cuanto a su capacidad de saciar mi hambre) con la misma bebida y me costó, creo recordar, en torno a los 10€. Por otro lado, si uno se sienta en la terraza de Mozart, el camarero viene a servirte. En el 100 Montaditos, sea en la terraza o en la barra tienes que ir tú a recoger tu comida  a un mostrador al lado de la cocina después de que por un altavoz hayan gritado tu nombre para que todo el local sepa que estás allí.

No voy a empezar a hablar sobre las razones -obvias por otra parte- que hacen que un local se vacíe y otro se llene a pesar de que lo que se paga es el doble y además se tiene que servir uno mismo. Llego ya al final de este post, mi reflexión tiene que ver con el paralelismo con lo que le ha sucedido o le va a suceder a muchas empresas españolas. El bar Mozart abrió hace muchos años y sigue exactamente igual que estaba cuando lo abrieron. El dueño, seguramente, se ha embolsado una buena cantidad de dinero durante todo el tiempo que ha tenido la exclusividad de ese rincón de la Pza. de Castilla. Ahora, con la llegada de los 100 Montaditos, se estará tirando de los pelos quejándose de que no puede competir contra "esas franquicias" que todo lo invaden. No creo que me confunda si afirmo que a Mozart no le quedan más allá de 3 ó 4 meses de vida y, con su cierre, camareros y cocinera irán a la calle a engrosar las filas del paro. ¿La culpa de quién será? ¿Del dueño? Pues es posible pero no creo que toda. A este señor, en todos estos años, nadie le ha imbuido de la necesidad de modernizar su negocio, de ir innovando para irse adaptando a los tiempos y de pronto, le ha caído la innovación de otro en toda la cabeza.

En fin, tomándome mi pincho en la barra del bar ví reflejada a una buena parte de la sociedad española y de nuestras empresas, que han estado más preocupadas en embolsarse todos los beneficios que en reinvertirlos para mejorar sus negocios, en los que eso de la innovación no es más que un gasto que reduce el dinero que acaba en sus bolsillos. Nuestro Miguel de Unamuno y su "que inventen ellos" sigue siendo una tremenda realidad. La innovación es algo de lo que a todos los gobiernos se les llena la boca pero que sigue siendo una asignatura pendiente de nuestra economía.

Buen fin de semana a todos.