sábado, 26 de noviembre de 2011

Huérfano para siempre

Esa es la sensación que tengo, que voy a ser un huérfano político de por vida, que nunca encontraré una formación política de la que pueda decir: "yo soy de...". En fin qué le vamos a hacer, será que soy rarito.

Me gustaría encontrar un partido que, por fin, afrontase la tarea de modernizar el estado. De modificar estructuras y normas que responden a otra época y que poco tienen que ver con la sociedad en la que vivimos. Pongo un ejemplo: entre la derecha y la izquierda existe el eterno debate sobre si la gestión de determinadas actividades debe ser pública o privada. La derecha defende que la gestión pública es ineficiente, la izquierda que no se debe dejar en manos privadas -y por tanto con ánimo de lucro- la gestión de derechos fundamentales como la sanidad o la educación. Debe ser que cada día entiendo menos lo que significa derecha e izquierda. Para mí la disyuntiva no es esa. Para mí, el quid de la cuestión está en que la gestión pública debe ser eficiente en cualquier caso, abarque más o menos servicios para los ciudadanos, que es lo que debería ser el objeto del debate ideológico. Pero conseguir una buena gestión pública debería estar por encima de cualquier ideología.

Por eso, echo de menos un partido que nos proponga una hoja de ruta para la modernización del estado. La derecha dice que la gestión pública es ineficiente porque la ley de de la función pública, la ley de contratos del estado, el modelo autonómico y otro sin fin de normas lo impiden. Pues bien, si nuestro entramado legislativo es un obstáculo para una buena gestión, analicemos en qué falla y busquemos otro. Se defiende que en la gestión privada hay una exigencia de responsabilidades y resultados que no existe en la pública. Si es cierto, que lo es, pues manos a la obra y cambiémoslo ¿no? . Si el responsable de un hospital público no vale, pues habrá que cambiarle por otro. Si comete tropelías o desmanes pues tendrá que asumir sus responsabilidades, penales incluso si es preciso. Pero si vale habrá que compensarle en consecuencia porque, en el fondo el beneficio de su gestión nos reporta a todos. Y, por favor, que nadie coja este comentario por los pelos, compensarle en consecuencia no significa hacerle multimillonario, significa que si alcanza los objetivos pueda tener un bono adicional de un tanto por ciento determinado de su sueldo... como se hace en cualquier empresa privada vamos.

De la misma manera, me gustaría ver cómo algún partido nos propone cambios en nuestro modelo de representación. La estructura de partidos, sindicatos, etc. está pensada para épocas en las que la comunicación no fluía como ahora. Viene de un mundo con poco más que telegramas y teléfonos para comunicarse, donde había que conferír poder a unos representantes ante la imposibilidad de mantener a todo el mundo informado y consultado. En pleno siglo XXI, que el voto sea una carta blanca al elegido es algo completamente fuera de lugar.

En fin, viendo en qué centras sus propuestas los partidos, la reflexión sobre como modernizar el estado no está entre sus prioridades. Al PP porque en una visión puramente economicista les va bien lo de llevarse toda la gestión al terreno privado. Al PSOE porque están más ocupados en mirarse el ombligo y ver qué pueden hacer para salir de su agujero que en hacer propuestas constructivas para el país. De IU qué decir, que siguen siendo marxistas y leninistas. UPyD, que podría estar algo más alienada en este sentido, también se pierde en hacerse un hueco entre los dos primeros y en el personalismo de alguno de sus líderes. Del resto, pues para qué hablar, no por desprecio sino porque no tiene entidad para que sus posibles propuestas lleguen a ningún sitio.

Acepto el posible reproche que se me puede hacer de crítica poco constructiva. Pero como dice mi cuenta de Twitter, yo iba para ciudadano comprometido y me quedé en votante desencantado. Quise comprometerme y salí escaldado. Ahora le toca a otros que yo, al menos, puedo decir que lo intenté.

Buen fin de semana a todos.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Cuando Berlusconi le echó una mano al PSOE

Durante estos últimos meses había una sensación generalizada de que nada podría salvar al PSOE de la debacle total. Sensación compartida yo creo que por todos menos por ese grupo dentro del propio partido que por miopía o por necesidad de aferrarse a la silla siguen sin enterarse de qué va la película. Lo único que se pensaba que podría salvar los trastos era un posible comunicado de ETA anunciando el fin del sus años de terror. Rubalcaba ha jugado un papel protagonista en la lucha con tra el terrorismo por lo que el final de la banda terrorista sería algo que podría apuntarse como tanto personal aún sin necesidad de emplearlo de una forma abierta.

El comunicado llegó, pero a Rubalcaba pero no detuvo esa aparente caída libre del PSOE y de su candidato. A Alfredo no paraban de crecerle los enanos. Si antes del comunicado todo el proceso de revisión de la Constitución le había dejado tocado, tras el comunicado fue su antiguo compañero de gobierno el entrañable Pepiño Blanco quien se encargó de ponerle el pie en el cuello para que no se pudiese levantar con encuentros en gasolineras realmente difíciles de justificar.

Al final la tabla de salvación le va a llegar a RbCb de donde menos se esperaba. Después de los rescates de Irlanda y Portugal y después del veranito y principio de otoño que nos están dando nuestros primos griegos, todo el mundo daba por sentado que España era la siguiente ficha de dominó en caer. Simplemente se estaba esperando a que Grecia se hundiese en el abismo para pasar al siguiente país en la lista que, sin dudas, era el nuestro. Pero, mira por donde, en este caso sí que se ha producido el tan manido "sorpasso" (disculpas porque no sé si se escribe así) e Italia con el inefable Silvio nos adelantaba por la derecha para ponerse en primera línea de fuego.

¿Y por qué esto puede ayudar a Rubalcaba y sus huestes? Pues porque al final está terminando por calar la idea de que las cosas no se han hecho tan mal. De que gracias a las medidas que se han tomado nuestro país ha conseguido abrir un paracaidas que ha detenido nuestra caída. Paracaídas que, a modo de parapente mejor, puede, incluso, llegarnos a permitir levantar de nuevo el vuelo. Y por otro lado, también empieza a calar una sombra de duda sobre Marianico el Corto. En la crisis de nuestros compañeros del club de los PIIGS la derecha no ha sido, en manera alguna, garantía de soluciones frente a la crisis.

Vamos que, al final, el refrán de "más vale malo conocido que bueno por conocer" puede empezar a tomar fuerza. Aún así la caída ha sido demasiado profunda así que, ni de lejos, este flotador ayudará al PSOE a ganar las elecciones pero sí que puede evitar que se rompa esa barrera maldita de los 120ytantos diputados de Almunia.

A mí en todo esto lo que me sigue quedando la duda es de si en el PSOE entenderá las verdaderas razones que le han divorciado de sus votantes que poco tienen que ver crisis internacionales pero eso es objeto de otra conversación.

Disclaimer: No soy analista político así que todo o parte de lo que aquí se dice puede estar total o parcialmente confundido.

Buen fin de semana a todos.



martes, 1 de noviembre de 2011

Todo para el pueblo...

Es curioso el concepto de la democracia que tienen algunos... Bueno, algunos no, muchos, cada vez más. Esta mañana no salía de mi asombro cuando estaba escuchando La Ser y uno de los tertulianos -no sé quién era pero es lo de menos- ha dicho, sin el más mínimo atisbo de vergüenza, que consideraba que no se debía convocar un referendum en Grecia sobre las medidas de rescate "porque es como preguntarle a un niño si quiere tomarse una medicina que sabe mal". El problema no es que sea la opinión de un tertuliano más o menos "ilustrado" sino que es la realidad en la que vivimos. No hace falta irse hasta Grecia para sentirse como un ciudadano "incapacitado para tomar decisiones", hace poco más de un mes también los españoles fuimos "tutelados" en el proceso de reforma constitucional para limitar el déficit público. La excusa: no había tiempo que perder ni tiempo para realizar una consulta. La realidad: nuestros políticos "paternales" no confiaban en que sus votantes "hijos" respaldaran la medida.

Hace unos meses tenía una discusión con una de mis cuñadas, profesora de ciencia política ella, sobre la capacidad de los ciudadanos para decidir sobre las cuestiones de gobierno con una frecuencia menor que los cuatro años que ahora median entre elecciones. Podría repetir mi postura, que creo que ya escribí en un post, pero hace poco mi amigo Fernando Amigo ha escrito en su blog una entrada Democracia a la española que comparto plenamente. Mi cuñada defendía la necesidad de mantener una cierta estabilidad en las decisiones de gobierno que no serían posible si se siguiese una dinámica de consulta continua. Estoy parcialmente de acuerdo con ella, y digo parcialmente porque creo que entre unas elecciones cada cuatro años y que todas las medidas del gobierno sean sometidas a referendum instantáneo hay muchas posibilidades que explorar.

De todas formas, detrás de las voces contra los referendums igual que detrás de las que están contra las iniciativas de avanzar en una democracia más participativa, subyace el miedo de los políticos a que sus decisiones sean sometidas a escrutinio por unos votantes a los que nos creen incapaces de dar nuestra opinión sobre determinados temas de alcance. La frase del tertuliano sobre el niño y la medicina es muy ilustrativa: dichas medidas nos van a resultar desagradables pero son por nuestro bien y ellos, los políticos, lo saben. Pero... ¿por qué lo saben? ¿realmente tienen los políticos una preparación que les permite entender mejor esas cuestiones que al común de los mortales nos son incomprensibles? En fin, un repaso rápido al currículum de los políticos habla por sí mismo.

Existe en este país un club selecto denominado "clase política" al que se ingresa no se sabe muy bien cómo y que es el que tutela a la que ellos gustan en llamar "sociedad civil". Hasta que no consigamos que los políticos que nos gobiernen sean conscientes de que clase política y sociedad civil no son conjuntos disjuntos nuestra democracia no habrá alcanzado la mayoría de edad y seguiremos viviendo en un despotismo ilustrado. O lo que es peor, como dice mi amigo Fernando, en un despotismo que ni siquiera es ilustrado.

Buen día a todos.