jueves, 13 de noviembre de 2014

Seguimos siendo peques...

A pesar de que tengo 50 años (yo) y de que la democracia española tiene ya casi 40, seguimos siendo peques y seguimos necesitando que nos tutelen. Al menos, esa es la sensación cada vez que oigo a los políticos que nos gobiernan. Nos niegan toda posibilidad de cambio porque "no estamos preparados" y me pregunto cuántos años o siglos tienen que pasar para que lo estemos. Aunque es una sensación que tengo hace tiempo, esta vez me ha venido a la cabeza escuchando esta mañana a Gómez de la Serna, diputado del PP, que advertía de los peligros de hablar de federalismo en España. Cuando oigo estas cosas siempre pienso en que hay otros países donde esas cosas suceden y no pasa nada. Estados Unidos o  Alemania son países federales y no parece que su futuro esté en riesgo por serlo.

No es éste el único ejemplo. Lo mismo me pasa cuando oigo todos los males que se vaticinan cuando alguien plantea la posibilidad de ser una arcaica monarquía y convertirnos en una república para lo que auguran una nueva guerra civil. ¿Acaso Francia, Alemania, o EEUU no son repúblicas? Y parece que no les va mal ¿no?. Igual que cuando se plantean cambios como abandonar las nefastas listas cerradas y se propone usar las circunscripciones unipersonales donde cada uno vota a su diputado, a su senador o a su concejal. No, imposible, eso es algo que en nuestro país no funcionaría jamás, mejor mantener las barreras de los partidos, de los avales para presentar una candidatura y del mínimo de votos para poder obtener representación. Pues no sé, pero en el Reino Unido, Francia o EEUU parece que tampoco les va mal así.

Se nos niegan toda una serie de cambios hacia modelos que funcionan claramente bien en otros países. Y con lo de claramente bien me refiero, por ejemplo, a que son países cuyas economías funcionan mucho mejor que la nuestra. No, nosotros debemos mantenernos como estamos, sin cambiar medio milímetro porque la constitución del 78 "ha auspiciado el periodo de mayor prosperidad de España en los últimos siglos", claro que lo que no se especifica es que ese periodo de mayor prosperidad no se reparte entre todos por igual. La principal razón para oponerse a esos cambios es que los principales perjudicados serán los que tienen que promoverlos: es mucho más cómodo, por ejemplo, moverse en la estructura de un partido para conseguir entrar en una lista que tener que batirse el cobre en la calle para convencer a los votantes de una circunscripción para que nos elijan a nosotros. Además, en una lista uno después queda diluido en la responsabilidad global del partido mientras que en una elección persona a persona es preciso dar explicaciones cada día y eso... eso es mucho más cansado.

En fin, seguimos siendo peques y nuestros papis siguen tomando las decisiones que consideran que son mejores para nosotros. Esto se suele curar con el tiempo, cuando nos hacemos mayores y empezamos a tomar decisiones por nuestra cuenta. Esto sucede cuando uno hace la transición de la adolescencia a la madurez. Llevamos 40 años de democracia y  que va siendo hora de que nos hagamos mayores y podemos hacerlo con nuestro voto en la mano. También es cierto que es frecuente en España lo de que los "jóvenes" sigan viviendo con los padres mucho más allá que en otros países como los citados así que lo mismo es que no tenemos solución. Bueno, que cada uno reflexione y sobre qué es lo que debe hacer.

Buen día para todos.


p.s. Más de seis meses sin escribir. No prometo nada pero intentaré retomarlo de nuevo.

lunes, 24 de marzo de 2014

Suárez, los polvos de la transición y quién debía haberlos limpiado

Leo los comentarios en Twitter de Juan López de Uralde y me llegan los de Andreu Buenafuente sobre los problemas que las imperfecciones de la transición nos han traído a nuestros días y mi primera reacción es la de "qué oportunidad para quedarse callados". Mi opinión sobre la transición ya la he escrito en este blog anteriormente y es similar a la que expresan ambos pero difiero de ambos de dos cosas: la oportunidad del comentario y la responsabilidad de que la transición no se haya cerrado completamente.

Creo que no queda duda de que Adolfo Suárez jugó un papel fundamental en la transición de la dictadura a la democracia y que sin su impulso no se habría llegado a dónde se llegó. Impulsar la reforma política, obligar a los procuradores a votar públicamente, legalizar el PCE y enfrentarse a todo el ejército por ello -incluso enfrentarse al rey por ello- son acciones que no habrían sido posibles sin una gran dosis de audacia. Adolfo Suárez no tenía ninguna necesidad de ir tan lejos como llegó. Si todo hubiese sido por su pura ambición personal, una vez alcanzado el poder, podría haberse quedado en algo mucho más "light" sin necesidad de meterse en tantos sembrados como se quedó. Que le gustaba el poder está claro pero que tenía una cierta dosis de visionario demócrata irresponsable pues yo, personalmente, creo que también. Por más que la actuación de Suárez tuviese sus sombras, las referencias de Uralde y Buenafuente en este momento creo que están totalmente fuera de lugar. A Suárez le debemos mucho, respetemos su memoria estos días y dejemos los análisis para más adelante.

Por otro lado, es curioso cómo la perspectiva con la que uno ve las cosas cambia con los años. Yo en el 82 voté a Felipe González. No sólo le voté sino que, con mis 18 años recien cumplidos, salí con una bandera española a pasear por las calles de Madrid para celebrar su triunfo lo que, dichos sea de paso, me valió una gran bronca de mi madre al volver a casa. Con mi recien estrenada capacidad de voto, para mí Felipe era el futuro, era el cambio que de verdad necesitaba España... como decía, como cambia la opinión con los años. Coincido con Uralde y Buenafuente en la imperfección de la transición pero difiero en de quién es la responsabilidad de aquello. Para mí, la responsabilidad de que de "aquellos polvos hoy tengamos estos lodos" como decía Buenafuente no es de Suárez. En cualquier reforma doméstica siempre se produce mucho polvo pero cuando hacemos una en casa, no es el albañil el que lo limpia. No, la responsabilidad del albañil es la de hacer la reforma, la de limpiar es la del que vive después en la casa. Siguiendo el símil, para mí, Suárez fue el albañil a quién no se puede culpar de haberlo dejado todo lleno de polvo. Los que vinieron después, Felipe a la cabeza, son los que no limpiaron bien aquello para asegurar que la casa quedase habitable. Con Felipe llegaron los pactos con los nacionalistas, la guerra sucia, la corrupción, ... Después vinieron otros pero tampoco se preocuparon mucho por limpiar aquellos polvos que habían quedado. No sólo no los limpiaron sino que se encargaron de generar bastante más. Qué nuestra transición no fue perfecta está claro, que muchos de los problemas actuales tienen su orígen en ella es posible, pero no le culpemos a Suárez que es, seguramente, el que menos responsabilidad tiene de que hayan llegado hasta nuestros días.

Buen día a todos.