jueves, 29 de diciembre de 2011

No es sólo por Urdangarín

No, el problema de la monarquía española no es Iñaki Urdangarín, el problema es la institución en sí misma, desfasada y obsoleta. En broma a veces suelo decir que me voy a presentar en el Banco de Santander en el que, a través de una cadena de compras y fusiones terminaron los restos de una antigua entidad denominada Banco Vitalicio, para reclamar mis derechos sucesorios sobre el puesto que allí ocupaba mi padre. Quién sabe, lo mismo ahora es una dirección general del BS. Absurdo ¿verdad? pues más absurdo aún debe ser que la jefatura del estado de un país, el nuestro o cualquier otro, se herede de padres a hijos.

El problema de la monarquía no es Urdangarín, el problema es que el Rey nos representa a todos sin que nadie le haya elegido... perdón, sí le eligió alguien: D. Francisco Franco Bahamonde. Vale que el Rey facilitó la transición a la democracia -yo creo que porque no le quedaba otra pero eso es otra historia-. Vale que los españoles eligieron la monarquía como forma de estado al aprobar la Constitución del 76 en referendum. Vale que en el intento del golpe de estado el Rey saliese en defensa de la democracia -¿qué menos no?-... pero ahí se me acaban los "vales", reconocer su aporte a que España haya caminado hacia la estabilidad institucional no es incompatible con pensar que es hora de ir cambiando.

El problema de la monarquía no es Urdangarín, el problema es tener un Rey que puede afirmar, sin sonrojarse, que "vienen tiempos difíciles en los que habrá que apretarse el cinturón" momentos antes de tomar un avión para irse al Gran Premio de Qatar a apoyar a Fernando Alonso. El problema es que el Principe Felipe nos diga que "la competitividad es la clave que nos ayudará a salir de la crisis" cuando él tiene una casa de 3000 m2 pagada con los impuestos de todos los españolres.

El problema de la monarquía no es Urdangarín, el problema es que mientras que más de 5 millones de españoles no tienen empleo, la familia real pasa sus vacaciones en un precioso palacio al lado del mar en Palma de Mallorca. Que mientras los españolitos de a pie tienen que estirar la vida útil de su coche porque no tienen para comprar uno nuevo, al Rey se los dejan para que "los pruebe" y que mientras los ciudadanos hacen cola para conseguir plaza para sus hijos en un polideportivo, el Rey "anuncie con pesar que deja la vela de competición".

El otro día hablaba con un amigo sobre el cambio que se está produciendo en la sociedad española. Los que estamos en los cuarentaytantos aún conocimos a Franco, aún conocimos las historias, contadas por padres y abuelos, sobre la República y la guerra civil y aún quedan dudas en nuestra generación y en las anteriores sobre nuestra capacidad para retomar esa forma de estado. Pero está cambiando la cosa. Por un lado, los cuarentones y mayores empezamos a tomar conciencia de que aquella situación difícilmente se repetiría ahora con una España moderna que forma parte de la Unión Europea. Por otro, a las nuevas generaciones, la historia de los años 30 les suena tan lejos como a mí Isabel II o la guerra de Cuba.

Es el momento de terminar de modernizarnos como estado ¿no?

Feliz Navidad  y Próspero Año Nuevo para todos.