El sábado acudí a un evento TEDxGran Vía sobre, Smart Cities, tema que realmente me apasiona pero que no es el objeto de esta entrada del blog. No, lo que quería contar es algo que pasó y que me dejó un tanto pensativo.
Una de las ponentes Loretxu García Arraztoa, chilena ella, estaba presentando su ponencia "La vivienda, medio para realizar un cambio social profundo" y en un momento dado hizo referencia al terremoto de Chile de hace unos meses comentando que las infraestructuras habían aguantado en general para a continuación añadir "sólo un puente se cayó, y estaba construido por una empresa española". No sé qué fue peor, si escuchar el comentario o las risa/sonrisa de muchos de los asistentes.
He tenido la oportunidad de viajar mucho por Latinoamérica. Siempre ha habido un grupo recalcitrante embarcado en acusaciones de neocolonialismo, relacionadas con el hecho de que las empresas españolas estaban "reconquistando el continente y esquilmándolo de nuevo de la misma manera que ya nos llevamos sus riquezas hace 500 años, pero, incluso con esas acusaciones, realmente no ha habido nunca duda de que los servicios que las empresas españolas prestaban eran de la primera calidad y estaban contribuyendo al desarrollo de los diferentes países. Ahora, las cosas han cambiado y la marca España está por los suelos. Yo no son sólo Kirtschner o Morales quienes impunemente expropian las filiales de las empresas españolas, es que los propios ciudadanos de a pie ridiculizan también las ridiculizan y, lo que es peor, nosotros nos reímos asintiendo.
Tenemos nuestra autoestima por los suelos. Hasta ahora era la selección de fútbol quien nos echaba un cable pero ya ni eso, que ayer hasta Francia nos empató jugando en casa en el minuto 94. Será mejor que busquemos la forma de levantarla porque, si no, de este agujero no salimos.
Buena tarde a todos.
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