martes, 1 de noviembre de 2011

Todo para el pueblo...

Es curioso el concepto de la democracia que tienen algunos... Bueno, algunos no, muchos, cada vez más. Esta mañana no salía de mi asombro cuando estaba escuchando La Ser y uno de los tertulianos -no sé quién era pero es lo de menos- ha dicho, sin el más mínimo atisbo de vergüenza, que consideraba que no se debía convocar un referendum en Grecia sobre las medidas de rescate "porque es como preguntarle a un niño si quiere tomarse una medicina que sabe mal". El problema no es que sea la opinión de un tertuliano más o menos "ilustrado" sino que es la realidad en la que vivimos. No hace falta irse hasta Grecia para sentirse como un ciudadano "incapacitado para tomar decisiones", hace poco más de un mes también los españoles fuimos "tutelados" en el proceso de reforma constitucional para limitar el déficit público. La excusa: no había tiempo que perder ni tiempo para realizar una consulta. La realidad: nuestros políticos "paternales" no confiaban en que sus votantes "hijos" respaldaran la medida.

Hace unos meses tenía una discusión con una de mis cuñadas, profesora de ciencia política ella, sobre la capacidad de los ciudadanos para decidir sobre las cuestiones de gobierno con una frecuencia menor que los cuatro años que ahora median entre elecciones. Podría repetir mi postura, que creo que ya escribí en un post, pero hace poco mi amigo Fernando Amigo ha escrito en su blog una entrada Democracia a la española que comparto plenamente. Mi cuñada defendía la necesidad de mantener una cierta estabilidad en las decisiones de gobierno que no serían posible si se siguiese una dinámica de consulta continua. Estoy parcialmente de acuerdo con ella, y digo parcialmente porque creo que entre unas elecciones cada cuatro años y que todas las medidas del gobierno sean sometidas a referendum instantáneo hay muchas posibilidades que explorar.

De todas formas, detrás de las voces contra los referendums igual que detrás de las que están contra las iniciativas de avanzar en una democracia más participativa, subyace el miedo de los políticos a que sus decisiones sean sometidas a escrutinio por unos votantes a los que nos creen incapaces de dar nuestra opinión sobre determinados temas de alcance. La frase del tertuliano sobre el niño y la medicina es muy ilustrativa: dichas medidas nos van a resultar desagradables pero son por nuestro bien y ellos, los políticos, lo saben. Pero... ¿por qué lo saben? ¿realmente tienen los políticos una preparación que les permite entender mejor esas cuestiones que al común de los mortales nos son incomprensibles? En fin, un repaso rápido al currículum de los políticos habla por sí mismo.

Existe en este país un club selecto denominado "clase política" al que se ingresa no se sabe muy bien cómo y que es el que tutela a la que ellos gustan en llamar "sociedad civil". Hasta que no consigamos que los políticos que nos gobiernen sean conscientes de que clase política y sociedad civil no son conjuntos disjuntos nuestra democracia no habrá alcanzado la mayoría de edad y seguiremos viviendo en un despotismo ilustrado. O lo que es peor, como dice mi amigo Fernando, en un despotismo que ni siquiera es ilustrado.

Buen día a todos.



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