Es hora de comer y tengo hambre pero llevo días con una idea en la cabeza que ya no puede esperar más. Tiene que ver con el modelo español de representación basado en partidos con listas cerrasdas. Cuando hablo de él con alguien siempre termina saliendo la misma conclusión: no es perfecto pero es el menos malo. Pero yo no estoy de acuerdo. Por otro lado también sale aquello de que es un modelo muy generalizado en muchos países... Sí, pero ello no lo hace mejor y, si hay que cambiarlo, alguien tendrá que ser el primero digo yo. ¿Qué pasa que no podemos probar un nuevo modelo si antes no se ha experiementado en 10 países por lo menos? ¿No nos atrevemos a ser pioneros en algo?
El sistema de partidos supone una barrera a la participación ciudadana por más que se defienda lo contrario. Los partidos son ejércitos con sus generales, comandantes y capitanes... y luego muchos soldados. Allí mandan unos cuantos y obedecen los demás. Al que se sale de la disciplina se le lamina: o se va o se le echa y problema resuelto. De vez en cuando hay algún toque de disidencia pero más para aparentar que porque realmente se pretenda que exista.
Un buen ejemplo de que no es un buen sistema es hacer a cualquiera la pregunta de quién era el número 2 en la lista a la que votase en las últimas elecciones... no he hecho la prueba pero me juego a que muy por encima del 75% no sabrían contestar (el 75 me parece poco incluso). Para qué hablar del 3, 4... ¿Álguien sabía quiénes eran Tamayo y Sáez antes de que montasen su numerito? ¿Álguien era consciente de que les había votado? Al final uno lo que vota son las siglas y, como mucho, al número 1. El resto podrían ser muñecos hinchables si no fuese porque en un alarde de contradicción, los elegidos lo son a título personal, por más que uno no tenga ni la más mínima idea de su existencia en el momento de elegirlos. Bastaría con votar al 1 y darle tantos botones de voto como escaños o concejales hubiese obtenido en las elecciones.
Hace tiempo que creo en que habría que evolucionar a listas abiertas pero ahora me he ido más allá. No listas abiertas no, el problema se solucionaría pero sólo en parte. En muchos de los casos seguiríamos poniendo cruces a nuestras siglas sin saber a quien se la estamos poniendo. No, hay que ir a circunscripciones unipersonales porque ahí sí que le vemos la cara y los ojos a nuestro candidato. Ahí sí que podemos pedir explicaciones de por qué no hace lo que nos dijo que haría o felicitarle cuando cumpla con sus promesas. Esto no es incompatible con los partidos. En el Reino Unido funcionan así y no parece que sea un modelo de democracia que vaya mal. Los partidos pueden presentar a sus candidatos en cada circunscripción pero queda abierta la puerta a que otros ciudadanos no alineados con un partido también lo hagan cosa que ahora es imposible. Ahora si alguien tiene el más mínimo interés en presentarse a algo o pasa por el aro de los partidos o verdes las han segado. O comulgas con el ideario completo o, hala, a tu casa.
A ver, ya sé que esto es una reflexión muy a la ligera. Que hay que meditar más los pros y los contras. El problema es que es algo que por cuestiones estructurales no cambiará nunca y es lo que me deprime un poco. Cambiar el modelo está en manos de los partidos. Un modelo de este tipo va contra las estructuras inamovibles de los partidos. Ergo, un partido no va a hacer nada que vaya contra su propia existencia. Es la Ley de la Inercia: la resistencia al cambio. Hay algún partido que propone algo en este sentido pero, por un lado, son minoritarios así que con pocas posibilidades de influir en esto. Por otro, y con conocimiento de causa, una cosa es lo que se propone hacia afuera y otra lo que se hace hacia dentro. Ya me conozco yo de algún partido que proponía listas abiertas hacia afuera pero hacia dentro pretendían que fuesen cerradas.
Bueno y con esto me voy a comer que ahora sí que mis tripas me lo están recordando.
(p.s. para los que defienden las bondades del sistema actual de partidos y listas cerradas: ¿por qué cada día hay menos afiliados?)
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