- Hay una parte de la población que nunca juega. Igual que las empresas que no invierten en innovación, nunca les tocará nada.
- Hay una parte de la población que se juega hasta la camisa. Hay que apostar por la innovación pero no tanto como para poner en riesgo el futuro de nuestra empresa.
- Uno juega para ganar -ya, aquello de para pasar el rato es un tópico-, pero no lo considera nunca como la única forma de ingresos. Hay que dedicarse a innovar pero no se pueden descuidar otras líneas de gestión de las empresas: mejoras de eficiencia, búsqueda orgánica de nuevos clientes, etc. etc. etc.
Pero sin embargo hay una diferencia fundamental: uno puede vivir sin jugar y hacerlo relativamente bien a través de su trabajo. Las empresas, en el entorno ultra-competitivo en el que vivimos, no pueden permitirse permanecer sin apostar por la innovación. El entorno está en constante cambio. Grandes empresas desaparecen y otras nuevas emergen de la nada. Otras, al menos de momento, permanecen. El juego de la innovación es necesario para sobrevivir. Para estar, al menos, entre el grupo de empresas a las que sólo les tocan premios menores que pueden reinvertir para intentarlo de nuevo.
La innovación tiene, desde mi punto de vista, una muy importante componente de azar: acertar con la idea correcta, en el momento correcto, en el lugar oportuno. Pero, volviendo al símil del juego, uno puede ganas más al black jack si tiene práctica y controla las cartas que han salido, las probabilidades de que salgan las que faltan, que si no lo hace. En el juego de la innovación sucede exactamente lo mismo: los resultados son inciertos siempre, pero serán normalmente mejores si uno introduce algún tipo de sistemática en ello.
Bueno, esto de la innovación da para mucho así que ya seguiremos hablando.
javier
@caldroux
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