Cuando abrí el blog hace unos días mi intención era hablar de temas de todo tipo. Sin embargo, va camino de convertirse en un blog monotemático dedicado a Twitter. He caído en las garras de esta herramienta de comunicación que me tiene fascinado y cautivado.
Es imposible establecer patrones de comportamiento en Twitter. Hay millones de personas e intentar agruparlas a todas en un conjunto limitado de perfiles sería imposible así que, vaya por delante, ni de lejos quiero afirmar que todos los usuarios de Twitter responden a lo que contaré a continuación. Y antes de proceder, otro disclaimer (odio los anglicismos pero mis neuronas están espesas por el catarro y no me viene la palabra en castellano), yo mismo soy usuario de Twitter así que todo lo que diga referido a este colectivo se puede aplicar, letra a letra, a mí mismo.
Agradezco a Graham Green que me preste el título de su libro El Poder y la Gloria para ilustrar dos formas muy definidas de intervenir en Twitter. Por un lado tenemos el lado de El Poder que tiene como más claro exponente (de entre lo poco que he podido sumergirme en este mundo) en Pedro J. Cuando leo los mensajes del responbable de El Mundo me lo imagino como un marionetista que mantiene en su mano a una legión de tuiteros. Hace preguntas, publica las contestaciones que quiere, no siempre todas a su favor, hay que dar una de cal y una de arena, hay que demostrar que se está por el fair play. Pedro J. es un monstruo, un maestro de la manipulación sea cual sea el medio que utilice y le pido disculpas si es que este comentario le parece parece ofensivo. Si sirve de enmienda, indicaré que lo cierto es que tengo un toque de fascinación por él. Por otro lado, tampoco tengo muy claro si tengo que pedirle disculpas a él o a su cohorte de fieles seguidores que saltan al cuello de cualquiera que haga un comentario en su contra espetando a dejar de seguirle si es que no compartes sus opiniones. Pues va a ser que no, que no voy a dejar de seguirle, con independencia de que no comparta sus opiniones, no puedo dejar de estar al tanto de lo que dice uno de los personajes que mueve los hilos de este país, vamos, los hilos de El Poder.
En el otro lado, están los tuiteros que buscan La Gloria. Twitter permite enviar mensajes directamente a personajes muy conocidos como el inefable Pedro J. Si lo lee él o no o si su cuenta la maneja él o no, es lo de menos. Es muy fácil imaginarse a Pedro J. con su teléfono en la mano, leyendo el mensaje que TÚ le has enviado.Y quien dice Pedro J. dice cualquier otro personaje mediático: Bill Gates, Britney, Piqué, ... Pero cuando de verdad viene el momento de gloria es cuando el famoso de turno te cita o te retuitea. Bufff!!! A mí no me ha sucedido, pero debe ser la leche!!! No hay más que ver que cuando esto se produce, todos los amigos del citado o retuiteado empiezan a destacar este hecho: "Qué fuerte a @fulanito le ha retuiteado @famosillo". En fin, tampoco lo critico, simplemente lo comento. Twitter nos proporciona ese momento efímero de gloria que nuestro ego aprecia tanto.
Twitter da para mucho en cuestión de comportamientos. Como decía al principio, me tiene fascinado y mira que soy ingeniero y no psicólogo. De momento, lo dejo aquí por aquello de que el libro Cómo comenzar a escribir un blog en un par de tardes recomienda que las entradas sean cortas para que el lector no se aburra al segundo párrafo.
Saludos y buen día a todos.
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