La inmediatez de Twitter tiene sus inconvenientes. Todo se escribe sobre la marcha, siempre en tiempo real y, a veces, sin reflexionar sobre el hecho de que todo lo que se escribe queda grabado para siempre. A mí me pasó el otro día, ví un tuit que le enviaban a mi fascinante Pedro J y los dedos se me fueron solos sin que la contestación que escribí pasase siquiera por mis neuronas. Inmediatamente quedé incorporado a esa categoría denominada Trolls cuya principal característica es la de emitir comentarios descalificantes contra todo aquél con el que no están de acuerdo. La existencia de estos trolls ha llevado a que determinados personajes famosos hayan decidido abandonar Twitter como es el caso de Buenafuente quien, después de su entrevista a la ministra Sinde, debió recibir una avalancha de comentarios completamente fuera de tono por no haber sido lo suficientemente incisivo con ella. Si un tuitero conocido como es el caso de BF debe ser capaz de soportar estas situaciones es una cosa para discutir en ese momento. En mi caso con Pedro J. e intentando que sirva como excusa, lo mío fue bastane mas light. Alguien le sugirió a Pedro J que por qué no se tomaba un día de vacaciones para disfrutar de la vida y descansar. Pedro J. contestó que no necesitaba hacerlo, que él disfrutaba de todos los días de su vida. Ahí es donde mis dedos tomaron vida propia y escribieron una contestación que decía que, entonces, por qué no se tomaba un día de vacaciones para que pudiésemos descansar los demás. En fin, mi comentario no pretendía ser ofensivo y era una forma más o menos metafórica de sugerirle que bajase un poco el tono de su estilo periodístico. Que Pedro J. me tenga cautivado no significa, en absoluto, que comparta la forma en la que desarrolla su actividad periodística y su contribución a la tensión permanente en la que vivimos en nuestro país.
Sin embargo, cuando decidí escribir sobre la pérdida de los papeles no estaba pensando en mí mismo sino en Carlos Carnicero. Carlos, periodísta con una larga experiencia profesional a sus espaldas, cayo atrapado por la inmediatez de Twitter cuando después de que alguien le llamase "requeté", haciendo referencia a su pasado, contestó con un insulto completamente fuera de sentido al padre de su interlocutor. La verdad es que cuando lo leí me quedé pasmado. El mensaje era más propio de un Troll que de un periodísta experimentado como él. Después intentó excusarse pero ahí de nuevo y para mi gusto, no lo hizo con la suficiente elegancia. Se disculpó pero recordando insistentemente que su interlocutor no se había excusado por haberle llamado "requeté" a él. -No quiero entrar en la polémica de cuál de los dos insultos era peor, pero las disculpas nunca son disculpas si van condicionadas.
Antes de enviar un mensaje, Twitter debería incluir un mensaje de confirmación que dijese algo así como "Está Ud. seguro de que quiere enviar este Tuit y ha analizado las consecuencias de que lo que Ud. diga va a quedar por escrito y va a ser leído por varios miles o, incluso, millones de personas? Está Ud. seguro de que lo que dice no va a comprometer su reputación en el futuro? [Aceptar][Cancelar]
Saludos
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